La Segunda Guerra Mundial fue uno de los acontecimientos más destructivos de la historia del siglo XX, ya no sólo por la ocupación de un país o territorio, sino en muchos casos por la aniquilación total de culturas.
Las campañas sistemáticas de destrucción por parte de las potencias del Eje -Alemania, Japón o incluso Hungría- son bien conocidas, pero por supuesto los soldados en constante peligro de muerte también podían llevar a cabo atrocidades por iniciativa propia. Estas atrocidades pudieron ocurrir en todos los bandos y los años de guerra pudieron crispar los nervios de cualquiera o incluso sacar a relucir su comportamiento desviado. Los soldados del Ejército Rojo soviético eran famosos por su indisciplina y crueldad con los habitantes de los países ocupados. Pero, ¿hasta qué punto es cierto? strong>
Refugios reforzados en el sistema de cuevas del Castillo, década de 1940.
Sala I del Hospital de la Roca en la ceremonia de inauguración en 1944.
Friedrich Born, delegado de la Cruz Roja Internacional en Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Su presencia defendió la neutralidad del hospital.
Soldado lanzallamas soviético a finales de la Segunda Guerra Mundial.
Extracto de un documento contemporáneo que menciona el cierre del Hospital de la Roca el 1 de julio y su integridad.